miércoles, 11 de abril de 2012

Sin aditivos.

- Creo que me vendría bien intentar mejorar un poco.
- ¿Mejorar? ¿En qué sentido?
- Sí, ya sabes, cambiar todas esas cosas capaces de sacar de quicio a cualquiera.
- Lo siento, pero no logro entender a qué te refieres.
- Por ejemplo, cuando me entrán los celos, así sin motivo, o cuando me enfado, y no pienso lo que digo o cuando...
- Para, para. ¿No lo entiendes, verdad? Cada una de esas cosas forman parte de ti, te hacen único y especial entre millones. No quiero nada que me robe un poco de tu esencia, de lo que eres, sin aditivos. Realmente me hace gracia cuando te pones celoso, no te imaginas lo ridículo que me resulta que puedas pensar que puedo tener otra cosa en la cabeza que no seas tú. Creéme, aunque no quisiera, que por supuesto, quiero, formas parte de mí, más aún que la sangre que corre por mis venas, y eso es algo que nada puede cambiar. Y cuando te enfadas y me enfado, tengo que reconocer que me acojona la sola posibilidad de  perderte, a tí, que eres la suerte de mi vida. Aún así, trato de pensar en la reconciliación, en volver a oír tu risa, y en como me vas abrazar, en recorrerte la columna con la punta de los dedos, y en lo bien que se siente tu piel sobre la mía. Eso que tú quieres cambiar, es lo que más se echa de menos cuando no te tengo. 

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